jueves, 22 de diciembre de 2016

La noche más larga del año


Anoche fue la noche más larga del año. Felizmente para mí, eso significa que poco a poco los días se van a ir alargando. Qué poco dura la noche más larga del año, en realidad. 

Mientras tanto, yo hago miles de cosas inútiles como por ejemplo estudiar para una oposición jugosa e inalcanzable. Estudiar una oposición es como convivir con una astilla en el dedo que no consigues sacarte. Cada mañana amaneces con la misma molestia que no puedes eliminar. Por más que estudies son demasiados artículos, demasiadas leyes,  demasiados organismos incomprensibles. Todo lo que llevo estudiado sólo me ha reportado una conclusión asombrosa: somos muchas personas en este país y hay un reglamento que ordena todo eso que ni siquiera sabemos que existe hasta que tenemos que utilizarlo. 


La noche más larga del año. - Nacho Vegas



jueves, 25 de agosto de 2016

No, la prostitución no es un trabajo como otro cualquiera


Voy a empezar fuerte. Preguntas directas, respuestas en el aire. 

Si aceptáramos el argumento de que la prostitución es un trabajo como otro cualquiera:

1- ¿Acaso no podría una hija ser contratada por su padre para realizarle felaciones, digamos, una vez por semana? Conozco el caso de hijas e hijos que son asalariados a cuenta de sus progenitores. Si la prostitución es un trabajo como otro cualquiera nada impide que un hijo o una hija, a partir de los dieciséis años, se dedique al trabajo sexual con alguien de su total confianza como un hermano o padre o tío materno, por ejemplo.

2- Dando un paso más allá respecto de la idea anterior, ¿acaso no cabe la posibilidad de utilizar los conocimientos que cada cual tiene en su área académica/ laboral para hacer un favor a un amigo o familiar? Yo he dado clases de idiomas gratis y he hecho traducciones como favor a algunas personas próximas a mí. He usado los conocimientos propios de mi profesión para ayudar a alguien. Un trabajo es un trabajo, da lo mismo traducir para un gay que para un heterosexual; sigan mi idea: me encantaría ver a amigos heterosexuales haciendo deliciosos favores sexuales a amigos o compañeros o familiares homosexuales. ¿Acaso no les harían una traducción o les darían una clase de alemán gratis, sin mayor conflicto?

3- ¿Es normal que se asuma que tu trabajo puede acabar con tu vida en la forma de violaciones en grupo o asesinato por parte de tu cliente? Esta idea no es baladí, si la pensamos bien. Habrá quien diga que los miembros de la policía o del ejército se enfrentan a posibles ataques violentos y exponen su vida en el ejercicio de sus labores, pero ¿acaso son agredidos por sus clientes? ¿Tiene clientela la policía, en todo caso? ¿Cuáles son los datos sobre violaciones en grupo contra miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado? ¿En cuantos juicios por violación contra alguno de ellos el juez ha sentenciado que ellos consintieron en la violencia porque su agresor les dio dinero a cambio del abuso?

4- ¿En qué otros trabajos con altísimo riesgo de contagio de enfermedades graves, que pueden llegar a ser mortales en el caso del VIH, por ejemplo, puede el cliente negarse a pagar o pagar menos si el proveedor se niega a exponer su salud y, en ocasiones, su vida? ¿Se imagina alguien que en un equipo donde se estudia, digamos, el contagio de VIH entre personas se aliente a los científicos/as que manipulan las muestras potencialmente peligrosas que las inserten en sus anos/ vaginas sin ningún tipo de protección so pena de no ser pagados si se niegan a ello?

5- ¿En qué otras profesiones se esclaviza a personas, en su mayoría menores de edad, para cumplir la demanda salvaje de servicios que hay en el sector? En los casos de trabajo esclavo, claro. Pero no veo a muchos intelectuales, de izquierdas ni de derechas, defendiendo que hay que regular el trabajo esclavo. ¿Qué significa que haya una demanda tan sumamente alta de cuerpos de mujeres, en su gran mayoría, para el consumo y el abuso violento? La trata de seres humanos para la esclavitud sexual es una realidad tan presente como aterradora a poco que una investigue sobre el asunto. Y por investigar quiero decir, no sé, usar google o poner las noticias mientras se hace la cena.

6- ¿En qué otra profesión es necesario que el profesional se disocie de su cuerpo y permita la entrada de objetos extraños en su cuerpo, sufra dolor y desgarros como parte de un servicio que proporciona placer a su cliente y que además tenga que fingir que siente un placer inmenso? A alguien que se dedica a la enfermería no se le pide que finja ser feliz mientras limpia un catéter o le limpia el culo a un nonagenario. Y en ese caso la enfermera o el enfermero no tendrían siquiera que exponerse a desgarros genitales. 

6- ¿En qué otra profesión se considera que vender o alquilar partes del cuerpo supone la realización de un trabajo como otro cualquiera? ¿Por qué no legalizamos la venta de sangre o de órganos, si es algo perfectamente aceptable? Casualmente (not) hay cierto debate social sobre la posibilidad de regular eso que se da en llamar como "vientres de alquiler". Si siguen la línea de puntos que hay entre la prostitución de mujeres y los vientres de alquiler darán con la clave de ambos asuntos: los cuerpos de las mujeres son mercancías que tienen precio variable y pueden usarse y explotarse desde dentro. Y se normaliza su venta y su alquiler como si se tratara de simples objetos. Que es lo que en realidad son dentro del imaginario colectivo.

7- ¿En qué otro trabajo las únicas cualidades que se requieren por parte de los y las trabajores son las de la pasividad ante el dolor físico intenso y cumplir con cualquier deseo, por violento que sea, del cliente? Si de verdad alguien cree que las prostitutas eligen libremente todos los actos sexuales que realizan, no ha investigado mucho sobre el tema. O eso o tiene una idea equivocada de lo que cobran las prostitutas (la mayoría de ellas cobran poquísimo o nada) y de su capacidad para oponerse a los deseos de su "cliente". No hablemos ya de si además su prostituidor desea explotarla al máximo y no le permite decir que no a ninguna "práctica".

Penúltimo: las personas que defienden que se trata de un trabajo como otro cualquiera, ¿se ha molestado en mirar los foros de internet donde se votan y califican los servicios de las prostitutas por parte de los puteros? ¿Conocen un trabajo como otro cualquiera en el que los clientes describan con semejante desprecio y violencia a los seres a los que ellos mismos buscan y pagan para tener acceso a sus orificios?

Y por último: ¿Qué expresa la gente cuando dice que la prostitución es el trabajo más antiguo del mundo? ¿Qué quiere decir esto sobre el papel de las mujeres en la sociedad a lo largo de la Historia y, lo que es más interesante, qué quiere decir sobre lo que creen que pueden extraer los varones de las mujeres sin requerir de su consentimiento? ¿Por qué a tantísimos hombres les excita acceder al cuerpo de una mujer que no desea contacto alguno con ellos, que sólo pretende sobrevivir un día más en situación de esclavitud o bien, simplemente, poder pagarse la comida del día? ¿Qué dice esta concepción de la prostitución acerca de las ideas que los varones tienen sobre sí mismos y sus privilegios?

¿Son las mujeres seres humanos, o sigue el debate abierto, como durante la Edad Media? 

¿Por qué a las mujeres no les excita sexualmente la idea de acceder al cuerpo de muchachos famélicos que esperan en la cuneta de cualquier carretera del mundo? ¿Cómo se construye el deseo sexual de hombres y mujeres? ¿Queremos ser cómplices de la perpetuación de la concepción actual?

Que a una persona le den dinero o comida por renunciar a la autonomía de su propio cuerpo no quiere decir que el que paga merezca el término, por otro lado capitalista, de cliente. O los cuerpos de las personas se pueden vender y alquilar por horas pudiendo exigirles que soporten dolor para que otra persona se beneficie de ello, o no se venden ni se alquilan y entonces todas estas preguntas quedan respondidas sin mayor complicación.


lunes, 11 de julio de 2016

Sanfermines y los repugnantes


Arde Madrid. Arden el suelo y los muros de la ciudad. Yo hago borsch para llevarme mañana al trabajo. Me tiro al suelo panza abajo con las gatas, que me miran aburridas porque arde Madrid, porque no tienen ganas de hacer nada. Yo tampoco, sólo quiero recomponer el cerebro que hace blublu dentro de la cabeza. Pienso en las vacaciones. ¿Arderá Lisboa? ¿Arderá el mar? 

Tengo otra táctica improbable para refrescarme. Lleno mi barreño azul con agua fría y pongo los pies en remojo como en una piscina periférica, especializada. Una piscina de pies. Mientras, el cerebro blublu. Los pies fresquitos. El cerebro blublu. Muevo un poco los deditos y se me refrescan los tobillos, a estas alturas los dedos ya están acostumbrados a la temperatura del agua y les da un poco igual estar en remojo o no estarlo. 

Cuando hace tanto calor, baja la tensión y a una le da igual que haya o no gobierno. Veo por televisión a hordas de cenutrios que se divierten asustando a unos pobres toros que corren porque no les queda otra, porque, sin duda, si participaran en un duelo de Saber y Ganar darían una buena paliza a los "mozos". 

Escuchamos historias de violaciones y acoso sexual a diversas jóvenes que cometen el error de pensar que son dueñas de su cuerpo y de su tiempo libre. Doce detenidos a esta hora durante las "fiestas" por diversas agresiones sexuales, pero el número seguramente sea más alto, como sucede siempre en estos casos. Un alto porcentaje de mujeres no denuncia por temor a represalias o vergüenza; porque, fundamentalmente, no se suele creer a las mujeres que han sufrido una violación a no ser, qué sé yo, que su novio estuviera presente y no pudiera salvarla.

En teoría hay una mayor concienciación sobre este problema que en ediciones anteriores, pero no puedo evitar pensar que mientras no se aborde el tema como endémico y estructural (vivimos en una cultura que no sólo erotiza la sumisión de las mujeres, sino que las propias violaciones son objeto de gran parte de la pornografía que satura las redes y los medios de comunicación) será imposible atajarlo. 

Mientras vivamos en negación sobre lo rampante de esta violencia masculina contra las mujeres que vemos y escuchamos cada día sin excepción, no actuaremos de una manera de verdad efectiva, pues no estaremos atacando la raíz del problema: la jerarquía de dominación y subordinación que encuadra socialmente a los hombres y mujeres en relaciones de profunda desigualdad.

Piececillos fríos. Cerebro bublu. Runrún de verano y tensión que se desploma.


sábado, 2 de abril de 2016

Mosquiteras, cadenas, Amelia Valcárcel, prostitución


Miro las mosquiteras que he hecho yo misma y me acuerdo de Amelia Valcárcel. No es algo extraño, porque pienso a menudo en cosas que ella ha dicho o escrito. Dice que somos el resultado de lo que otros soñaron para su futuro. Somos el sueño de la Ilustración, repite siempre. Seguramente tenga razón.

Miro las mosquiteras, humildes e imperfectas, pero hechas por mi mano, y pienso que para que llegaran a existir yo las tuve que imaginar primero. Tuve que necesitarlas e idear cómo colocarlas, calcular distancias y hacerme con los elementos apropiados y tuve que dedicarle cierto tiempo a juntar las piezas, no sin cierta sorpresa en ocasiones, porque hace años que no hago manualidades y se me había olvidado que entre la idea que tienes en la cabeza y el resultado final media un abismo de patosería infantil.

La relación entre la idea que tuve de ellas y el objeto que ahora permite que a mis gatas les dé el fresco en la cara sin riesgo de que se despeñen por la ventana es un poco mágica. Antes no había nada en la ventana abierta y ahora sí, porque yo lo he puesto ahí. Simple y fascinante.

Dice también Amelia que la cadena es tan fuerte como lo sea el eslabón más débil. Pienso también en esa idea a menudo porque es la que alumbra el feminismo que me guía en estos tiempos de postcosas y postideas y guerras de identidades. Mientras haya una sola mujer en el mundo, dice Amelia, humillada por el simple hecho de serlo, las que estamos "mejor" no estamos "tan mejor".  Conseguimos poco a poco y tras presentar batalla pequeñas parcelas de autonomía y poder, pero haberlas conseguido no quiere decir que no se vean constantemente amenazadas por discursos y políticas reactivos. No podemos quedarnos dormidas en debates sobre identidades o sesudas conceptualizaciones. En este sentido, cuanto más leo y me documento sobre la prostitución y la trata de personas, más cuenta me doy de que el eslabón débil por el que se rompe la cadena es más grande de lo que parece. Pero los eslabones débiles no se caracterizan por tener un amplio acceso a las plataformas de comunicación de masas, por lo que su experiencia y la injusticia que padecen se ven oscurecidas por otras voces que sí disponen de este acceso e influencias.

Hay muchos debates socialmente urgentes que no se están produciendo de un modo serio. El feminismo liberal tienen que abandonar los eslóganes y ese afán tan rabioso de querer agradar al club de los chicos si quiere que el debate interno feminista en torno a la prostitución llegue a algún lado. "Yo también soy puta" o "La prostitución es un trabajo como otro cualquiera" son falacias vacías de significado. No, una profesora de universidad no necesita acostarse con veinte hombres cada noche, aunque le produzcan dolor o repulsión, para poder sobrevivir. No, la prostitución no es un trabajo y no es una actividad como otra cualquiera. Las mujeres prostituidas no venden "servicios sexuales", sino que se disocian de su cuerpo y lo abandonan durante el tiempo en el que un tipo toma control de él a cambio de una cantidad variable de dinero.

Puede que haya una minoría de poquísimas mujeres muy empoderadas que decide acostarse con hombres por dinero, pero a poco que una se interese de verdad por el tema se dará de bruces con una realidad oscura, pringosa, violenta. 

Los cuerpos humanos no se pueden comprar ni vender. 
Cuando se abolió la esclavitud en EEUU muchos esclavos lloraron porque querían volver a las plantaciones y seguir trabajando para sus amos. 

Que una persona esté tan destrozada psicológicamente que pierda contacto con su salud mental y física no quiere decir que "tenga derecho" a que abusen de ella. Es indignante cómo en los debates sobre la prostitución  se elimina siempre la figura del putero y todo el mundo se centra en la de la prostituta, como si el gigantesco tráfico de personas que se produce en el mundo no tuviera que ver con una demanda salvaje, que exige cuerpos cada vez más jóvenes para su consumo. Se sigue considerando al putero un ser solitario y con problemas para relacionarse con las mujeres, cuando la mayoría de ellos son hombres jóvenes o de mediana edad con trabajo, familia y medios económicos que les permiten alquilar personas como quien alquila una lancha acuática.

No se habla sobre los foros que abundan por internet donde los puteros puntúan a las prostitutas que utilizan. No se analiza el lenguaje que utilizan, el odio y el desprecio que destilan.

La prostitución no es una actividad neutra, como cocinar pasta o tender la ropa o leer un libro. Todos estos hombres que engañan a sus novias o a sus mujeres con prostitutas podrían engañarlas también con mujeres no prostituidas si acudieran a un local nocturno, por ejemplo, y se ligaran a alguna que les pareciera guapa o interesante. Pero no es sexo lo que los varones compran, ni alivio sexual. Es mucho más barato masturbarse, cualquiera puede argumentar. Lo que compran es derecho sobre el cuerpo escogido. Compran acceso al cuerpo de una persona que en realidad ellos mismos saben que no desea estar ahí. Y eso es lo que les excita.


¿Por qué no vemos  a mujeres buscando a hombres vulnerables, desnutridos y malvestidos por las cunetas de las carreteras? ¿Por qué no se excitan sexualmente al ver a alguien dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de llevarse veinte euros a casa y poder quizá dar de cenar a su hijo? 

Yo propongo a quienes están a favor de la legalización de todos los aspectos de la prostitución (el modelo que a mí me gusta y querría para España es el modelo nórdico, aunque sé que estamos a años luz de conseguirlo) que consideren entonces la posibilidad de legalizar la compra y venta de sangre y órganos. ¿Por qué no? Si una persona decide voluntariamente quitarse un riñón porque necesita el dinero o que le quiten litros y litros de sangre para poder pagar la hipoteca y alguien está dispuesto a pagar por ello, ¿quienes somos para frenar esa libre actividad? ¿Por qué la cargamos de razonamientos morales?

Lo más extraño de todo es que quienes defienden estas ideas tan claramente capitalistas neoliberales en torno a la prostitución suelen considerarse de izquierdas y progresistas. Quizá lo sean en otros aspectos de su vida, pero en lo que respecta al derecho de los varones a acceder al cuerpo de las mujeres, Alas! Se suspende toda crítica al neoliberalismo.

Hay muchos argumentos más con los que desmontar la idea de que la prostitución es "un trabajo como otro cualquiera", pero yo voy a concluir con otro que escuché hace poco en una conferencia y que me gustó mucho por su exactitud. 

Si la prostitución es un trabajo como otro cualquiera y no supone ningún riesgo ni desventaja para quien lo practica, ¿por qué no se ofrece a mujeres jóvenes y en paro la posibilidad de ejercer esta supuesta profesión? Los capitalistas feroces se estarán frotando las manos. ¡Cuántas mensualidades de paro se ahorraría la seguridad social si se negara a pagar a las que rechacen estos "puestos de trabajo"! "¿No dices que quieres trabajar y que por eso estás en paro? Te estamos ofreciendo esta oportunidad laboral y tú dices que no quieres aceptarla. ¡Pues se acabó eso de cobrar el paro y vivir a costa del Estado!"

Es una idea brillante.

Por todo esto urge revisar el estado de los eslabones y no permitir que nos rompan la cadena por ninguno de ellos, por distante o lejano que parezca estar.



miércoles, 3 de febrero de 2016

Requiem



Cuesta imaginar lo definitiva que es la muerte. No importa cuánto ensayes. A mí siempre me sorprende de nuevo.






Cómo es que el tiempo y los años han traído,
a un país tan amante de la canción,
un salmo polvoriento, de monje gris,
consumido, oculto, cerrado, silencioso.

Cierras bien tu casa.
Te llenas el vaso.
Bautizas a tu llave como "Cárcel".
Lo que te libera te encierra desde dentro
y lo que te revela ante los demás tú no lo has elegido.

Eres sólo alguien más entre la multitud,
una habitación en una casa de humo
y eres una ciega chimenea
y el anfitrión cansado
de tu propio ser empobrecido.

Cierras la ventana y rompes a propósito
esa palabra que tú tanto amabas.
Lo que no te mata te crea una deuda
y lo que se te paga es la mitad de tu valor.

Un día saldré de casa y se habrán ido todos,
estará todo desierto, todo abierto en su abandono.
Sonará un despertador y no habrá ya quien lo silencie.

Ha llegado el fin del mundo.
Entraron en unas enormes jaulas voladoras
y se alejaron para escapar.
A los que no cabían, los mataron
y solamente quedé yo.

Pero, ¿cómo es que no me enteré?
Lo dijeron en la radio y yo la tenía apagada,
lo dijeron por televisión y yo la había roto,
lo dijeron los que están a cargo, pero no fui a votar.
Y aquí me he quedado yo.

Intentaré sacar lo bueno;
subiré hasta la colina para ver
la última puesta de sol,
recordaré alguna historia y en algún lugar lejano
habrá personas que aún se crean vivas.

Amanecerá el dolor y verás
esa luz de Domingo de la Cruz,
la nube estará vacía, sin palabras y parados
los relojes.
Se escuchará el golpeteo de la lluvia.

Te tapas las oídos.
Hablas de los sueños que no tuviste
a los hijos que no llegaste a tener.
Lo que te hace escapar no te salva.
Te engancha a la soga de la vida que ocultas.


Αλκίνοος Ιωαννίδης, Requiem (1999)




lunes, 11 de enero de 2016

Resumen de noticias


Murió Andrés Lewin de repente, o esa fue mi impresión. Tal vez murió poco a poco y pudo despedirse de los suyos. Ahora que él ya no va a estar para verlo, tal vez lo descubra un público entregado que no llegó a enterarse de su existencia cuando vivía o que no le prestó la atención que merecía. 

Cambié la ventana con árboles por el balcón urbano. Mis gatas parecen más contentas. A ellas, como a mí, el sol nos hace bien y nos revive por las mañanas. Cuando me levanto y es de día, claro está. A ellas les hace bien siempre.

Murió Bowie, hoy mismo. Sus canciones me recuerdan a Grecia. A mí, que no soy griega. 


Andrea Dworkin, por su parte, sigue muerta. Yo la releo y pienso en esa palabra tan grande, legado, que resulta más emocionante aún en su caso porque está llena de contenido al referirse a ella. Palabras, ideas como dardos de razón que siguen haciendo tanta falta ahora como cuando ella las escribió y las pronunció, convencida del sentido de su lucha, llena de amor por sus congéneres, de ira legítima contra quienes nos niegan a las mujeres el derecho básico a existir como individuos autónomos, con independencia de un varón que nos proteja y nos castigue alternativamente, según su voluntad o su capricho.


As long as there is rape... There is not going to be any peace or justice or equality or freedom. You are not going to become what you want to become or who you want to become. You are not going to live in the world you want to live in.

Andrea Dworkin