jueves, 25 de septiembre de 2014

Razón de amor: Giorgos Seferis


Los poemas de Seferis tienen una transparencia y una sonoridad suave que me gusta mucho. Son, además, bastante accesibles y de su sencillez precisamente se extrae la clave de su belleza. Si hay algo que admiro en alguien que escribe es la precisión.

Descubrí hace poco esta versión cantada de varias estrofas de su poema Razón de amor y no he dejado de escucharla desde entonces. Dakanali, a la que no había escuchado nunca, tiene una voz tan transparente como lo es el estilo poético del propio Seferis. Me recuerda un poco a Elefthería Arvanitaki pero me gusta más porque la encuentro más cálida.

La imagino sonriendo mientras canta. 



Razón de amor

Rosa del destino, buscabas el modo de herirnos
pero claudicabas como el secreto que está a punto de desvelarse
y fue bella la orden que accediste a darnos 
y fue tu sonrisa como una espada dispuesta.

La velocidad apresuró la aparición de órbitas
de tus espinas partía la introspección del camino 
nuestra desnuda exaltación se deleitaba en persuadirte
el mundo era sencillo: una simple pulsación.

El ocaso destrozado se redujo y se perdió
y parecía un error que reclamaras los regalos del cielo.
Tus ojos descendían. La espina de la luna
brotó y las sombras de la montaña te asustaron

En el espejo nuestro amor, cómo progresa y se suaviza
en el acto del dormir los sueños, escuela del olvido
en las profundidades del tiempo, cómo se contrae el corazón
y se pierde en el temblor de un abrazo ajeno

Dos bellas serpientes remotas, tentáculos de la separación
se agitan y en la noche de los árboles rebuscan
un amor secreto en tálamos inaccesibles
rebuscan insomnes no comen ni beben nada.

A la imaginación volverían las serpientes separadas
el bosque brilla de pájaros, tallos y brotes
persisten aún sus búsquedas rizadas, las mismas
búsquedas de un círculo que atrapan a los afligidos

Sobre la piedra de la paciencia anticipamos el milagro
que da acceso al Paraíso y todo es quietud
anticipamos el ángel como en un drama antiquísimo
a esa hora en que se pierden las rosas abiertas del ocaso

rosas... Rosa escarlata del viento y del destino
sólo permanecías en la memoria, un ritmo grave
rosa de la noche, has pasado, tempestad púrpura
tempestad del mar... El mundo es sencillo.



Canción creada a partir de versos del poema Razón de amor de Giorgos Seferis, publicado en 1931.
Música: Nikos Mamagkakis. Voz: Marina Dakanali



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