Sólo puedo hablar por mí, claro, pero en mi caso la clave ha sido simplificar. Y eso, contando con el miedo que da preguntarse qué es lo esencial. Sobre todo porque siempre existe la posibilidad de cometer un error y pasarse o no llegar. Pero a pesar del miedo, merece la pena.
Los errores están infravalorados y la alegría también: es curioso que tengan eso en común.
Hasta aquí, bastante bien. Y ahora, Casiopea.
Casiopea, Silvio Rodríguez
Constelación de Casiopea |
No hay comentarios:
Publicar un comentario