domingo, 9 de junio de 2013

Defensa de las nubes



Hace unas semanas escuché en la radio una divertida arenga que decía algo así como: Ya está bien, tenemos que exigir a los poderes públicos que hagan lo que tienen que hacer, que reparen esta situación insostenible e injusta que nos afecta a todos los españoles. Unámonos y lo conseguiremos: PRIMAVERA REAL ¡YA!

Sí, estamos teniendo una primavera que no es una primavera, que parece una primavera en diferido, ya se sabe, en forma de simulación de lo que hubiera sido en diferido, en partes de lo que antes era una primavera y que ahora nos retienen, nos retienen en forma de grados centígrados y de rayos de sol. 



Que no cunda el pánico. Estas nubes, este fresquito incomprensible a 39 de mayo en que nos encontramos tienen algunos aspectos positivos. Colectivos que se benefician de ellos son, entre otros:

- Los vendedores callejeros de paraguas de un solo (o de medio) uso.

- Aquellos a quienes el tiempo de secano les raspa la garganta.

- Los trabajadores que tienen que doblar el lomo en plena calle y que generalmente, a estas alturas del año, lucen moreno de obra y goterón de sudor incómodo.

- Las mariquitas, las mariposillas de diverso pelaje; el mundo entomológico, en general.

- Quienes se alimentan del mundo entomológico.

- Quienes se alimentan de quienes se alimentan del mundo entomológico.

- Los corredores callejeros.






Que sí, de verdad. En serio. Los días nublados son deliciosos para salir a correr. No hace mucho frío, y desde luego no hace calor. No hay que ir guiñando los ojos ni llevar gafas de sol ni ponerse gorra, ni echarse crema solar. Mi crema solar huele a PLATÁNO. Dejo a mi paso una estela de banana split que atrae especialmente a los perros. No sé si son perros hambrientos o simplemente perros curiosos, pero en todo caso parece que huyo de ellos y sus dueños ni se enteran porque están metidos en whatsapp o en apalabrados. Me hago amiga de los perros aunque no me detengo a hablar con ellos, pero les digo alguna cosilla simpática al pasar porque he aprendido con la experiencia de la vida que si no puedes con tu enemigo, lo mejor es que te unas a él. Y un perro entre las piernas puede significar, en un momento dado, un diente de menos.

El único problema es ser capaz de prever si va a llover o no. Aún me falta práctica. Un par de veces me ha caído un chaparrón en mitad del camino, y una vez me puse un chubasquero innecesario que se me hizo pesado y me dio mucho calor.





Con todo, la lluvia posible no siempre cae. Si es ligera puede ser incluso refrescante. Te hace sentir dentro de un anuncio de ropa deportiva y te sientes invencible, una persona determinada, con un objetivo claro y mucha fuerza de voluntad. Alguien estupendo, en suma. Sobre todo, si no te resbalas. A mí todavía no me ha pasado, pero he tenido un par de amagos en un camino de barro que me la tiene jurada. Huyyyy... Musitas, y miras disimuladamente a izquierda y derecha. Pero nadie te ha visto, porque la gente está tranquilamente en su casa, desayunando, y los paseadores de perros esperan a que escampe un poco para salir. 

G. me dijo una vez que los días grises están injustamente infravalorados. 

¿No te has fijado en que en los días nublados los colores brillan más? Destacan más sobre el gris y el blanco. Ya tenía puesta su sonrisa fatigada.

Sobre todo el verde. Eso dijo. 

Sobre todo el verde.

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