sábado, 15 de junio de 2013

El compromiso con lo concreto

Ayer fui a la facultad a dejar en secretaría, por fin, mi trabajo de fin de máster. Me gustaría decir que se trata de un largo proyecto que he tenido que hacer y rehacer y revisar mil veces, pero estaría mintiendo. Me lo tomé como una mera formalidad y, como tenía tantas cosas que hacer fuera del máster, no he dado ni mucho menos todo lo que sé que podría.El caso es que me encontré con la secretaría cerrada y con un cartelito donde informaban de que no abrirían de nuevo hasta el martes, día en que por cierto se termina el plazo para entregarlo. Ay, esos carteles informativos.




 Me di media vuelta y antes de que me diera tiempo a sentir la correspondiente frustración, vi un pequeño póster pegado en la pared donde se anunciaba la presencia de Antonio Muñoz Molina en el Paraninfo de la facultad. Así que, claro, se me arregló el día.

La charla ya había comenzado, pero no hacía demasiado rato. Tomé muchas notas. Habló de todo: arte, literatura, política, historia. Su calma habitual, su tono de voz bajo y con ese suave acento andaluz que le caracteriza me resultaban cercanos, casi familiares. Dijo muchas cosas interesantes, algunas de las muchas que apunté fueron, por ejemplo, que La Historia siempre está a punto de suceder de otra manera. Qué certero. La Historia, argumentaba él, no es lineal ni tiene por qué repetirse. Está más vinculada a la teoría del caos que a otra cosa, añadió. Y me pregunto, ¿acaso no sucede eso también con la historia personal, esa de letra minúscula y de efectos mayúsculos? Una toma una decisión y la lleva a cabo de forma metódica y no será hasta mucho después que los efectos de dicha decisión empezarán a manifestarse. Tomamos esa decisión pero podríamos haber tomado la contraria, o una alternativa. 

Levanté la mano en el turno de preguntas, emocionada de poder lanzarle una que me lleva rondando a mí la cabeza últimamente: Antonio, en tu opinión, ¿qué podemos hacer para defender la alegría y la templanza en estos tiempos en que quienes nos gobiernan no son personas alegres ni templadas? Su respuesta fue: Hay que defender la alegría ejerciendo esa soberanía íntima que sólo le corresponde a cada uno. Existe un compromiso personal con la alegría y la templanza que, en mi opinión, no es sino el compromiso con lo concreto.

Dijo más cosas que tengo apuntadas, pero es lo que se me quedó grabado a fuego. El compromiso con lo concreto se me presenta como una buena brújula.

Tengo aún que pensar más en ello. 




Y mañana corro mi primera carrera, mis primeros 5 kilómetros con dorsal y rodeada de otros corredores. Me apetece y a la vez me aterra el calor que me temo hará a la hora en que empecemos a correr. Espero sobrevivir para contarlo y no convertirme en un charquito de sudor con una gorra blanca encima, flotando. 





2 comentarios:

  1. Un día te das cuenta que tienes que tomar una decisión y sientes que aún no es el momento, que tienes mil dudas, que nadie te enseñó el camino...y la decisión te toma a ti.

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  2. Sí, Olga... Creo que a veces incluso al decidir es la decisión quien te toma a ti. A ver si nos vemos en una grúa de esas que usas últimamente :)

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