lunes, 24 de marzo de 2014

La Gatoteca. Crónica y consejos



1. La escapista

Abrí un poco la puerta. Apenas cabía un pie por el hueco pero de repente se coló por allí una gata veloz que intentó abrirse paso hacia la salida. Más tarde comprendí que aquella escapista seguramente debía de tener unas aspiraciones de lo más legítimas: un jardincito donde retozar, algo de luz solar. Acaso un rato de soledad para estar hacia dentro, que es uno de los pasatiempos favoritos de los gatos.



2. De la luz y otras carencias

Atravesamos una especie de vestíbulo y entramos en un salón amplio, sin mucha luz, con música oriental de fondo. Nos sentamos en un sofá cubierto de pelos y pude ver en su cara que la pobre Laura quería ocupar el mínimo espacio posible.

- Ya verás, se me va a llenar de pelos mi jersey nuevo de cuatro con setenta y cinco.

Su preocupación era legítima.

- La verdad es que el olor a pis no es necesario. El tema de la arena podrían llevarlo más al día.

Ésa era yo. La chulapa estuvo de acuerdo conmigo.



3. El ángel de la muerte

Allí estábamos las dos, sosteniendo nuestros refrescos, solas en aquel salón a excepción de cuatro o cinco gatos que nos ignoraban diligentemente. Empiné el codo, me llevé la lata a los labios y le di un trago a aquello. Justo entonces un gato maulló lastimeramente y fui brutalmente consciente en un segundo de lo absurda que era la situación.

Reí y tragué a la vez y fue como estar en uno de esos cumpleaños infantiles en los que siempre hay alguien que se atraganta con la coca cola y ducha con ella a otra persona y le sale también por la nariz y es asqueroso e inolvidable. Yo me concentré como pude en seguir respirando e ignoré la luz blanca al final del túnel. También conseguí no vomitar.



4. Las escapistas

El hecho de no morir en aquella Gatoteca mal iluminada me llenó de ganas de vivir. En un canto a la euforia y al optimismo, decidimos visitar la planta de arriba antes de salir de allí. Había gatos, claro, y algo más de lo que prefiero no hablar porque igual me meto en un lío y además sería cruel por mi parte. No diré, ni siquiera bajo tortura, lo que había allí sentado en un sofá. Voy a dejar el misterio sin resolver, así quizá alguien decida visitar la Gatoteca aunque sólo sea para subir a la primera planta y ver qué se cuece en ese sofá.

Escapé finalmente arrastrando conmigo la culpa de ser libre, humana y entender el complejísimo mecanismo de los picaportes de las puertas.



5. Consejos

La Gatoteca no es el mejor lugar para:

- Una primera cita

- Descalzarse

- Celebrar algo que te haga mucha ilusión

Una segunda cita

- Sentarse tranquilamente a leer

- Estrenar ropa y pretender lucirla

- Hacerte una idea de cómo es tener gatos en casa. 

- Ser feliz


Gato anónimo visiblemente triste



2 comentarios:

  1. con críticas así no me extraña que sólo tengas 200 visitas en un año y 4 seguidores... yo también he estado, pero creo que no es el mismo sitio del que hablas tu, ni de lejos... a mi me encantó! volveré...

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  2. Jajajaja me parece bien! Disfruta, que vivimos en un país libre :)

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