lunes, 3 de marzo de 2014

Un año sin Facebook


No recuerdo la fecha exacta, pero sé que era primavera. Tomé la decisión sin darme cuenta de que ya la tenía tomada de antes. Recuerdo haberlo comentado con algunas amigas: me cansa Facebook, me agota el ruido. No soy yo.

Durante cuatro años fui parte de esa plataforma social en la que se comparten estados de ánimo más o menos crípticos, fotografías, gustos de cualquier orden; durante ese tiempo verdaderamente me sentí parte de una red de personas conectadas con intereses similares. Veía Facebook como un escaparate lleno de oferta y demanda que satisfacía mis (las que yo creía que eran) necesidades. 

Ahora me doy cuenta de que eran necesidades más relacionadas con el mantenimiento de mi ego que de otra cosa. Inevitablemente, la gente se crea una identidad lo más atractiva posible a través de sus perfiles y yo de repente miré a la mía a los ojos. Y justo cuando se puso de moda eso que siempre existió sin nombre específico y que ahora da en calificarse como postureo, abdiqué. 

Sé que hay personas que pueden promocionar su negocio mediante esta red social, y eso es bueno (supongo). También hay gente con problemas para relacionarse o que vive en lugares aislados donde el contacto con otras personas es escaso, y entiendo también que crear una red de contactos con intereses parecidos puede resultar muy útil para sentirse cerca, a sólo un par de clicks de ratón. 

Me consta que existe también un amplio uso de Facebook por parte de movimientos ciudadanos que buscan el cambio social, y es sin duda encomiable, pero también es plataforma para que los y las de siempre den rienda suelta a su homofobia, su racismo, su sexismo; a su ignorancia, en suma. No se nos escapa tampoco cómo empezó todo: fue el invento de unos jóvenes interesados en dilucidar quién era y quién no era hot en el campus de Harvard. Hay quien lo llama sophomoric sense of humour. Ahí es nada. 

Me pregunté si fuera de esta red era posible un activismo potente y he podido comprobar en primera persona que no sólo es posible sino que requiere otro tipo de compromiso y organización que a mí me resultan más cercanos. Internet es imprescindible. Facebook, supe después, no. 

Pero de esto no me di cuenta hasta que no apreté ese botón que te desea poco más que un buen viaje recordándote que podrás activar de nuevo tu cuenta cuando lo desees. 

Envié antes un mensaje masivo a mis contactos hablándoles de mis motivaciones, a modo de despedida, y recuerdo la respuesta de una chica en concreto, que me dijo algo como: ¡Buena suerte! Tengo la impresión de que no volverás por aquí, porque la gente que conozco que ha cerrado su cuenta ya no ha querido abrirla de nuevo.

Pues no, no volví. Abrí este blog, que según como se mire puede verse como una compensación para el ego, no seré yo quien lo niegue, pero al menos siento este espacio como mío, sin ruido. Ese ruido y esa inmediatez y esa prisa, todo el rato.


3 comentarios:

  1. ¡¡¡Hola!!!!! Ya tiene rato que escribiste esta nota y espero que sigas firme en tu decisión. Yo apenas estoy cumpliendo el añito y tampoco lo extraño en absoluto. De hecho estoy escribiendo una última entrada al respecto en mi blog (con esta serán seis). Si gustas, te invito a leerla, si no, igual te felicito por lo que para muchos ha resultado ser una gran hazaña.

    http://mqiknyrl.blogspot.mx/2014/06/por-que-decidi-cerrar-mi-facebook-y-mi.html

    Saluditos,

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola! He leído la entrada en tu blog y me ha parecido muy interesante y cierto lo que dices. Efectivamente, no volví a facebook, así que cumplo ya tres años y pico sin conectarme. La verdad es que no lo echo de menos en absoluto, todo ese ruido, todo ese exceso de información que mencionas en tu entrada no hace ningún bien y distrae de cosas que de verdad nos interesan.

    Además, está el tema del narcisismo que este tipo de redes sociales impulsa. Al final, parece que la gente se identifica con los like que recibe y con los gustos y frases que coloca en su muro. Yo no quiero ser eso. No soy eso.

    No sé en tu caso, pero en el mío perdí contacto con algunas personas, porque lógicamente la inmediatez de facebook hace que puedas estar en contacto con doscientas personas a la vez, pero, en mi caso, me sirvió para saber qué personas formaban realmente parte de mi vida, de mi día a día.

    ¡Un saludo!

    ResponderEliminar
  3. Perdón, tres años y pico no, dos años :)

    ResponderEliminar