viernes, 21 de febrero de 2014

La flaqueza del bolchevique


Transcribo aquí, traducido, un comentario que he leído esta mañana y que me ha tenido todo el día atando cabos:


Perdonadme por no fiarme de los hombres adultos que "salen" con chicas adolescentes. Durante la conversación siempre acaban asignando a las jóvenes una especie de falsa agencia: mira qué "sexual" es esta chica, lo "madura" que es. Esa "madurez" de las adolescentes es la justificación que necesitan algunos para decir cosas como: 

<<Para algunos de nosotros, "hombres adultos", las chicas adolescentes son de hecho más inteligentes/ maduras que las mujeres de nuestra misma edad>>.

... Pero ¿este tío va en serio? ¿De verdad piensas que una chica de 16 años es más madura que alguien que se acerca a los 30? Las adolescentes apenas han dejado atrás su infancia ¿y tú crees que son más maduras? ¿No son <<como las mujeres mayores>>? A ver, he conocido a un montón de chicas jóvenes muy inteligentes y, sí, parecen maduras. Pero aun así, todavía son menores. Y estoy segura al cien por cien de que la única razón por la que hablan contigo es porque no tienen aún la experiencia suficiente para saber que eres un maldito cerdo. (...)

Los hombres como él creen que "madura" significa "más dispuesta a mantener relaciones sexuales". (...)

Y esto sin tener en cuenta que tal "madurez" (especialmente en el caso de niñas pequeñas y menores de edad) es con frecuencia el resultado de abusos o maltrato sufridos en el pasado y de una baja autoestima. (...)


Fuente: pomeranianprivilege.tumblr.com


Al leer esto se me ha venido a la cabeza la película La flaqueza del bolchevique (2003). La vi hace unos años y todavía recuerdo perfectamente la cantidad de notas que tomé aquella noche y lo mucho que me indignó en su momento. En esa película se revisita el mito de la lolita, esa criatura virginal pero perversa en cierto modo; la joven es muy joven pero sabe lo que hace, provoca al pobre hombre maduro que no tiene más remedio que seguir el camino que le marca su deseo.  En realidad ella se busca lo que le pasa, es joven pero tiene total agencia sobre su cuerpo y su sexualidad, de alguna manera incluso controla la sexualidad masculina porque despierta su excitación a conciencia. 

Etcétera.

Pero hablemos de agencia.

Andrea Dworkin, en su libro Pornography: Men Possessing Women (1981) explica con gran acierto cómo de manera tradicional se ha aceptado una división en la agencia sexual que se resume en: HOMBRE = SUJETO SEXUAL
                      MUJER = OBJETO SEXUAL 

Existe una larga, indiscutible tradición según la cual las relaciones sexuales entre hombres maduros y adolescentes se visten con un halo de "romanticismo", iniciación, etc. Hablo de adolescentes en general porque, como señala Dworkin, los varones adolescentes están todavía próximos a la infancia y por tanto a las mujeres (debido a que todavía no se les considera completamente hombres) y por tanto carecen de agencia sexual, son también objetos de deseo para el varón adulto.

Sé que los enfoques postfeministas de corte postmoderno y postestructuralista se muestran ciegos ante la muy real opresión de las mujeres como clase. Así, le ríen las gracias a tópicos como el de la lolita perversa y picarona, asegurando que estas jóvenes pueden empoderarse mediante el uso de su sexualidad. No se dan cuenta de que ninguna mujer ha obtenido, obtiene ni obtendrá jamás poder real mediante el sexo. Provocar deseo sexual y satisfacerlo puede tener como resultado ciertas ventajas materiales que en todo caso le son concedidas. Por quién. Por él, que es el que tiene la voz y los mecanismos del poder a su favor. 

Al postfeminismo le cuesta mucho asimilar esto porque vive inmerso en el espejismo de la igualdad y del individualismo. Cree que denunciar la injusticia es "victimizarse" y eso es terrible, así que la solución es "elegir libremente" colaborar con el sistema para tener una cierta ilusión de control. Y yo cada vez me siento más próxima al feminismo clásico ilustrado y al radical de los 70 y los 80, que cree en la lucha colectiva y tiene la convicción de que, mientras no se elimine desde la raíz el sistema de dominación en que vivimos, no podremos decir que, a nivel estructural, mujeres y varones tienen el mismo grado de control sobre su cuerpo. No nos educan igual, no nos castigan igual, no nos insultan igual. 

El día en que las mujeres tengamos la misma agencia que los hombres sobre su cuerpo y su sexualidad dejaremos de escuchar que a las mujeres se las viola, tortura y mata en Ciudad Juárez, dejaremos de contar las muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas aquí en España (somos uno de los pocos países del mundo que se molesta en llevar oficialmente la cuenta); no habrá casos espeluznantes como el del abuso sexual de miles de niños en Filipinas  retransmitido en directo, ni las cifras terribles de abuso y violencia que se manejan en el continente africano; Oriente Medio no será el lugar aterrador que es hoy en día para tantas niñas y mujeres.

Puede que creamos que en otros países en teoría más avanzados (al menos económicamente), como AustraliaCanadá, los países que integramos la Unión Europea o Estados Unidos las cifras son más esperanzadoras. No es así. Estas cifras hablan por sí solas. Que me digan a mí qué grado de agencia sexual tenemos verdaderamente las mujeres como clase, más aún las muy jóvenes, tanto hoy en día como antes, en el pasado. Yo me apunto a la destrucción de los mitos y estereotipos que perjudican esta lucha nuestra tan importante y tan de vida o muerte.



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