martes, 24 de diciembre de 2013

En el principio


Al principio no se sabe bien lo que es, ni qué forma tiene, ni qué va a pasar. Al principio, el archivo de la memoria mental y de los sentidos está especialmente alerta y registra cada palabra dulce, cada pequeño gesto de acercamiento. Esos gestos de acercamiento se hacen primero con cautela, temiendo agobiar, temiendo dar por sentado un vínculo que todavía es frágil e ingrávido como una pompa de jabón.

En el principio nos sorprende todo y todo lo hacemos por primera vez: se pasea por las mismas calles de siempre pero de repente el paseo es nuevo y hay una mano que toma la nuestra y nos contagia su calor y transmite cierto mensaje silencioso que todavía no sabemos interpretar por completo.

Yo lo recuerdo. 

A veces sale bien, porque creemos en ello y sopla el viento a nuestro favor. Sale bien si se mantiene la sencillez y la naturalidad del simple gustarse y disfrutar de la mutua compañía. Sale bien si se ahuyentan fantasmas pasados que nada tienen que ver con la situación ni con la persona presentes. 

Ojalá les vaya tan bien como a mí me gustaría que les fuera. Ojalá tengan el coraje suficiente para cuidarse y no caer en estúpidos juegos de poder; ojalá no tensen la cuerda hasta romperla. Ojalá no den por hecho el milagro cotidiano de tenerse el uno al otro. 

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