miércoles, 15 de enero de 2014

Reruns (II)


Hace unos días terminé de ver por segunda vez la serie The L Word. La primera vez que lo hice fue hace unos cuantos años (¿en 2007?), de manera que apenas recordaba detalles del argumento. Curiosamente, me acordaba con más claridad de las primeras dos temporadas, mientras que las demás estaban bastante enterradas en mi memoria.


(AVISO: SPOILERS)

Y qué memoria más selectiva y juguetona la mía. En mi recuerdo, había menos infidelidades a lo largo de la serie, y había relaciones que tenían más solidez de la que han resultado tener en esta ocasión. Por ejemplo, no recordaba la cantidad de veces que Bette y Tina volvían y se separaban para volver a dejarse después. Recordaba una ruptura y una reconciliación, no más.

En todo caso, independientemente de las pequeñas decepciones que semejante empresa nostálgica conlleva (de repente no he podido soportar a Jodi, no sé bien por qué), ha habido también sorpresas agradables e identificaciones inesperadas, como por ejemplo la que he sentido respecto del personaje de Alice Pieszecki, identificación que no se produjo cuando vi la serie por primera vez hace años y que es más bien visceral, pues no podría argumentarla del todo sólo con algunos paralelismos.

La cosa es que estaba yo sentada hace un rato a un escritorio que no es el mío, mirando por la ventana que da a una calle que no es la de mi casa, observando el tráfico constante de las seis menos cuarto de la tarde, cuando de repente han sonado un par de cláxones impacientes. Entonces he recordado esa escena fantástica en la que Tasha, que acaba de ser expulsada del ejército norteamericano a causa de la doctrina "Don't ask, don't tell", (vigente en EEUU hasta el año 2011), se entretiene saboreando el momento presente sentada en el sofá. Quizá es la primera vez en su vida en que lo hace, libre de repente de obligaciones, desempleada y sin la rigidez de la homofobia marcial pendiendo sobre su cabeza como una espada de Damocles.

Entra en escena Alice y no entiende qué hace su chica sentada en el sofá, feliz y en silencio, con cara de estar pasándolo francamente bien sin hacer nada.


- What are you doing?

- I'm feeling what 6 pm feels like. I'm never home by 6 pm, I'm usually stuck on the 405. I have nothing that I'm supposed to be doing right now.


Y Alice se sienta junto a Tasha para descubrir juntas cómo suenan y a qué saben las 6 de la tarde cuando ya no queda nada que perder, cuando tras la gran apuesta se ha perdido algo para ganar otra cosa seguramente mejor y más libertadora.

Tasha- 6 pm


Tasha y Alice, tan monas ellas



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